«Hay libros de los que se hace necesario hablar antes de haberlos leído. Libros como representación de lo artístico; libros especiales alejados de lo industrial, las reproducciones, las copias sin carácter que escupen las máquinas. Libros sin alma. Porque se habla mucho de los autores, pero poco o nada de los editores. Y en este caso merece la pena detenerse ante el objeto, admirar el libro antes de empezar a leer. Merece la pena reconocer el trabajo de Jessica Aliaga y Víctor Gomollón en su editorial Jekill&Jill.»(Sigue aquí)
Un extracto de mi contribución, junto con otras treinta y tres firmas, al número 332-julio de la revista Quimera:
[…] Como en tantas otras ocasiones, los términos Infinito, Perpetuo e incluso Documental son poco más que exageraciones, lenguaje de B.O.E. Desde luego, no hay trabajo interminable porque no hay trabajador inmortal. Es decir: después de la Conservación Documental no hay otra cosa que una de esas maquinarias compradas a un matadero de aves y que consiste en la unión de conocimientos del ámbito de la robótica y del ámbito de la distribución cárnica: unas tijeritas que se introducen con prisa —con renuencia mecánica casi— en la boca de los interrogados y quién sabe lo que hacen allí dentro, porque apartamos la mirada.
El final macabro está justificado en el caso de estos tres actores que han interpretado desde 1999 hasta 2002 a todos los personajes que aparecen en su show. Porque esa maquinita parece, de hecho, concebida por cualquiera de ellos. Las historias que se narran a lo largo de dieciocho episodios tienen su origen en un The Wicker Man releído en clave cómica: el pueblo del norte de Inglaterra en que se sitúa la acción, Royston Vasey, está habitado por sujetos carnavalescos que esconden siempre una faceta enfermiza bajo una dimensión malsana, con un matiz ridículo excesivo: el punto en el que un hombre estaba a punto de ser o gracioso o estrafalario y se vuelve repentinamente terrorífico, anómalo (el que lanza a un bebé a lo alto / el que lanza a un bebé demasiado alto). Mientras caminamos por las localizaciones del pueblo real de Hadfield (Derbyshire) le preguntamos a Shearsmith qué les llevó a decidirse por la aplicación de risas enlatadas a un espacio de entretenimiento tan ambiguo. Nos contesta disfrazado de Bernice Woodall, la reverendo andrógina de dientes-cápsula; se esfuerza en utilizar su propia voz, pero el personaje lo transporta y responde por él perforando aquello que Reece Shearsmith tuviese pensado expresar por ella: «La técnica es la de un guiñol infantil simple: dos manos metidas en dos calcetines, con la novedad de que uno de los calcetines se tira a por la otra mano, que en ese punto no es más que una indefensa mano, y la descuartiza. The League of Gentlemen quiere ser ese calcetín caníbal, esa mano partiéndose entre los dedos de su otra mano y, a la vez, los gritos de dolor heroico del performador del espectáculo.»
Hoy han aparecido a un tiempo dos comentarios al libro rubio. Extracto, con vuestro permiso:
Claudia Apablaza (en entrevista para Luchalibro): La primera carta de este libro es también una reflexión sobre la “Fama” de un autor, del momento en que imagina la cara de sus lectores en su cabeza. Reflexionas muy conscientemente acerca de esa fama según los padres, la infancia, las caras que pone, los lugares que visita, en el cuerpo anterior al ser escritor “Tu vida es la ex vida de un hombre negro”. Pareciera que la “Fama” fuera corporalmente dolorosa y psíquicamente también, una imposición que muchos escritores buscan pero a la que nadie puede estar preparado. ¿Es este libro un deseo de abordar muy conscientemente ese segundo cuerpo?
En pantalla partida, Javier Moreno (el Javier Moreno de Hermano Cerdo, no el Javier Moreno de Click y Alma. Son javieres moreno diferentes) respóndese en su reseña después de leer el libro rubio en voz alta (como tenía que hacerse) a un amigo vía skype:
"Entonces lo que pasa es que se ha vuelto popular venerar ciegamente a Pynchon porque el apóstol Wallace dice que el profeta De Lillo dice que San Pynchon […] fue el punto de partida de una tradición que ahora permite que todo tipo de adefesios narrativos […] circulen libremente por ahí mostrando sus vergüenzas flácidas convencidos de que están vestidos."
Qué bonito. El libro rubio va por ahí diciendo (sin consultármelo antes) cosas que yo ni siquiera estoy seguro de pensar. Qué travieso.
Y un asunto postbaladí que nos ha quedado pendiente esta mañana: Francois Rabelais (1494–1553) Trivia: French satirist. Author of "Gargantua and Pantagruel", the famous medieval epic satire about giants. To date, it has never been filmed or dramatized for television. (IMDB)
Una nueva revista digital de crítica literaria en la que tiene cabida el análisis de toda forma de expresión artística escrita: novela, poesía, ensayo, cuento, literatura de viajes, teatro o guión, pero también narrativa ilustrada o cómic. Cualquier obra en formato libro (con un ISBN) que despierte el interés de nuestros críticos. Libros publicados en España y América Latina, pero también en otras lenguas si merecen nuestra atención y pueden abrir vías de debate. Libros recién publicados o con años a cuestas, siempre que la buena literatura esté presente en ellos y hable todavía a través de sus páginas. Sí, lo sabemos, algunos dirán que ya hay demasiadas revistas y fanzines, demasiados suplementos, portales y blogs sobre libros, y probablemente tengan razón. Pero, contra esa misma saturación y sin perder de vista el perfil de nuestros lectores potenciales, 330 ml apuesta por la independencia, la pluralidad, la concisión y las ideas.
Sólo publicamos crítica literaria. Otras páginas digitales, algunas de ellas excelentes, publican artículos de opinión, noticias, entrevistas, avances y demás contenidos de actualidad, además de reseñas. Junto a esta página principal, 330 ml está presente en las redes sociales Twitter y Facebook, en las que de vez en cuando compartimos otras actividades, pero en este espacio sólo tendrá cabida la crítica literaria: por cada entrada, un libro, una crítica y una firma. (continúa aquí)
Alfonso Rodríguez Barrera (1978, Cerdanyola del Vallès), licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. Se ha especializado en trabajos murales: en el ámbito de los mosaicos junto a Dolors Simò y en pintura mural artística y decorativa con David Abrams.
Es responsable de las últimas portadas de Ediciones Alfabia (Zamiatin, David Vann, Koltès, Michon, Teru Miyamoto, Söderberg). En estos momentos colabora con el Departamento de Química analítica de la UB en un estudio de técnicas de análisis de obras de arte, prepara un relato ilustrado con el título «La caza de los Pfitzner» y comienza diversos proyectos de animación que veremos en 2011. Su boxeador preferido es Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Es el ilustrador de Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios. Su web puede visitarse aquí.
Un breve adelanto de las memorias de Manuel Troyano
Miguel Serrano Larraz
Editorial Eclipsados 2007, Zaragoza (creo), 75 pp.
Lo debo todo. Esto ya lo sabíamos en Célinegrado. Lo debes todo. Pero, también lo debo todo a libros no leídos. Esto sólo lo sabíais vosotros. Si una de nuestras obligaciones (en Célinegrado) es tener siempre presente a Sterne, Quevedo y La lozana andaluza, —«y los franceses, y los franceses». Ya, esta gente ya está enterada de esto. Y los franceses— ahora, digo, añadimos a la gente convocada en el acto de escribir a Miguel Serrano Larraz, por culpa de Un breve adelanto de las memorias de Manuel Troyano. ¿Conocéis algún restaurante recomendable para bodas, bautizos, confirmaciones y convocatorias mediúmnicas de escritores por parte de nuevos autores en train de escribir? Hacédmelo saber.
No quiero extenderme en la sinopsis [Manuel Troyano redacta el libro que estamos leyendo: habla desde la fama conseguida: habla de cómo decidió ser escritor, de cómo advirtió que existían malos escritores con éxito: su historia stalker con Javier Tomeo: nos advierte de la arbitrariedad de su libro, unencargo con unas condiciones muy concretas (extensión, iteración de la palabra «tetas», destinado a una revista del corazón)] porque esto no es una reseña, esto es una interjección admirativa.
A los temas de la fama, el ser público y la autobiografía, Serrano Larraz suma un motivo que todavía no nos atrevemos a desarrollar en nuestra casa y menos aún a mostrárselo a nuestra editora: el de la vocación. Así que dejamos que hable Troyano por esa boca superpotente, que no sabemos quién alimenta, quién la llena de Lentejas de Poder, de Lentejas de Fuerza, diríamos, igual que la levadura, ¿no es la vocación la más brutal de las levaduras, Miguel, el fermento bestia, que coloca e hiperfeta las dos esponjas que imagino en el interior de nuestro cráneo (cráneo, «écran» en francés ficiticio, la más útil y efectiva de las lenguas)?
Manuel Troyano, que ha decidido ser escritor, entiende un día que sería conveniente también hacerse lector: «[…] resolví aposentarme en el optimismo, nicho de cadáveres enormes para la historia. […] en el fondo del meollo habitaba el defecto de mi incultura literaria» [p. 44].
Se inicia entonces una fantasía que a mí me parece húmeda y francamente sexy, más metalizada aún que el semen (dicen los comedores y comedoras de semen, apuntad con ese dedo a otro. Yo leo, no tengo tiempo de mirar nada tan de cerca, de verdad. De verdad). Creo que Gimferrer era el que usaba la expresión «leer como un salvaje». Esto decide hacer Troyano: «Me recluiría, velaría las armas, me depuraría, me haría digno de lo público». Hará aquello con lo que todos fantaseamos cada mañana: abandonarlo todo, leer, y VOLVER MEJORADO. ¿Qué nombre recibe esta fantasía? ¿Por qué nos golpea desde la infancia? ¿Por qué nos pasamos la vida esperando una enfermedad certera, profesional, que nos deje casi intactos y preparados para… Seamos sinceros, dos de cada diez interrogados responden que, en el caso de disponer de una máquina del tiempo (¿y por qué una máquina, por qué no una «vaselina con base acuosa del tiempo»?) pulsarían el PAUSE y dedicarían veinte años de PAUSE a prepararse, a überprepararse o repararse. No se sabe para qué. En general, no se sabe para qué; en general, cada día se sabe menos para qué.
Me pierdo. Ya. Bueno, Miguel Serrano Larraz le da vueltas por medio de su protagonista al paso siguiente a la escritura: la búsqueda del mecenazgo, la editorial, la busca de la Fe, que es busca de la Fe de otro en ti. Vas listo. Sé que es casi frivolizar, pero me gusta hacer esa lectura de Un breve adelanto… como si fuese la reducción enigmática de una historia editorial.
En la conclusión (im Abendrot), la primera experiencia de la Fama de los otros:
«Todas aquellas caras, no eran caras (por así decirlo) de gente, sino otra cosa. Se trataba de ese tipo de caras que uno conoce sin haber visto nunca su carne. Caras que se fotografían para aparecer en los periódicos, o que se filman para aparecer en las pantallas. […] Y se mostraban tal como eran, de chicha y cuesco, mismamente iguales que usted o yo.» [p. 64-65]
En otro momento, cuando os vaya bien, hablamos también del lenguaje utilizado en este libro.