Uno no puede evitar la sospecha de que cada vez que aparecen en Arco Iris o en The Crying of Lot 49 las palabras esfuerzo, prueba, trabajo, se habla en realidad (o Pynchon tiene en mente, uno teme) de otra cosa que la que el relato necesita para su movimiento, de una cosa constante, si se me permite así. Debe ser inevitable para Thomas Pynchon plantearse continuamente el tema de la Exigencia y la Recompensa o la Gratitud. Como está claro que la voz de Oedipa o aquello que le dé voz a Oedipa o a Meatball Mulligan no juzgan a su lector como un oponente, aceptadme la conveniencia de que Pynchon nos ve más como un oyente al que ha decidido alimentar, pero con el mimo que crea necesario. A su manera. Yo acaricio así, disculpe. Éste lector es muchas veces una carga; nuestra presencia no puede dejar de molestarle alguna vez, imagino. Quiero decir que eso es lo que debe motivar a menudo pasajes sobre la tenacidad. Ésta es mi preocupación mientras leo, por ejemplo:
"(…) al concentrarnos en un estímulo, excluimos por inducción negativa otros estímulos colaterales y simultáneos porque, con frecuencia, éstos no se adecuan a las circunstancias, no son reacciones complementarias en el entorno dado” (y no pierdo de vista que se está hablando de Pavlov, estímulo y respuesta).
Pienso, ¿se sentirá Pynchon responsable de mí durante el tiempo que nos han dejado a solas? ¿Siente remordimientos cuando se da cuenta de que no me está cuidando –de que, a ojos de los demás, no me está cuidando como se debe-? Afortunadamente hay frases que me convencen de que no y páginas que me visten de empalado morosamente (puedo haberme olvidado una a, claro), apretándome bien la soga al cuerpo mientras me dice algo sobre lo que me espera si llego al final, si soy capaz de contemplarlo completo.
En ningún momento ha dicho Pynchon quiero ases. Pero cuando escribe para ases no se le puede disculpar de toda responsabilidad en el daño causado por la maestría. El daño causado a otros por la maestría es tan importante que me encantaría poder decir que eso es la Historia Natural Humana y que fuese verdad, pero no lo es, por desgracia.
Yo a usted tampoco, teniendo en cuenta que esto suyo es una maravilla que me alegra haber descubierto y que también somos amigos en facebook, esa otra vida.
ResponderEliminar...oh, Calígula se ruborizaría si la oyera, gracias. La verdad es que no me di cuenta el otro día de que la última entrada es de 2009. ¿Por qué?
ResponderEliminar*Localizada en facebook, intentaré que sea un complemento a lo que quiera que termine siendo Cuaderno Célinegrado.
Cierta autocrítica, un poco de pereza y un rotundo fracaso de público mantienen mi blog abandonado aunque tenga algunas potenciales entradas...
ResponderEliminarNo haga usted lo mismo, que a partir de ahora le sigo seriamente.
*Oh, ¡estupendo!
Hemos llegado a este espacio tras verle como seguidor de nuestro humilde Paralelo adn, y vemos que su prosa, al igual que la de Pynchon solo ofrece dos opciones: el amor o el odio... y en este momento hemos optado por iniciarnos en la primera.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Bienvenidos, Logan y Lory. Estoy aprendiendo bastante de Paralelo Adn, la verdad. Esto es lo primero que hago en cuestión de blogs, así es que cualquier consejo me vendrá muy bien.
ResponderEliminarRealmente, me dirijo ahora tanto a vosotros como a Isola, voy viendo que la intención de este post -la 2ª parte que vendrá- puede que sea el decir un adiós a Pynchon. La razón es que simplemente puede ser muy interesante buscar las justificaciones a eso. Yo a veces lo odio.
Llego rebotado desde mi rincón al suyo. Prosa poderosa, he venido sin machete y no he podido avanzar mucho por el bosque, volveré con él.
ResponderEliminarUn saludo!
ellobohombre.
El portavoz de Cuaderno Célinegrado es muy fanfarrón, Javi, pero esperamos que sus arengas extáticas se irán conduciendo con un poco más de mesura y apoyándose con algo más de bibliografía y autoridad real para que al fin y al cabo sirva de lo que quiere ser: una reseña en caliente (como no debe hacerse si se quieren resultados utilizables) continua y entusiasmada -que siempre deberíais cotejar con la gente que aparece en la columna de la derecha (aunque los libros que elijamos aquí no serán necesariamente actualidad).
ResponderEliminarNo te garantizamos que la maleza haya dejado de crecer para cuando vuelvas... no tardes.
Muchas gracias por interesarte en este blog, en esta cosa.
qué bueno seguirte por estos lugares. felicidades
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